martes, 24 de marzo de 2009

Cuentos compartidos


Quién dijo que así tenía q ser? Quién dictó nuestra sentencia anticipada? Quién nos enseñó que este debía ser el camino a seguir como si fuese una teoría o método científico?, dónde se quedaron los sueños y deseos, esos! Los verdaderos, los que nos hacían vibrar tan sólo de pensarlos, las tardes interminables hablando y comiéndonos al mundo con una cerveza en mano, las pláticas interminables con el estómago contraído por la emoción.

Aprendimos, como si fuese una regla que al final siempre se cumple, a estudiar, tener un trabajo, relacionarte con alguien y preferentemente casarte o vivir con alguien, tener hijos, “educarlos”? para el futuro, tener un patrimonio (casa, depto....) para ofrecerles a ellos, los locos bajitos... esos q traes a este mundo maltrecho.

Muchas veces se ha estado solo por mucho tiempo y se añora tener a alguien para compartir historias, emociones, sentimientos, abrazos, piel, labios y más allá... Lo encontramos? Y decimos muchas veces “¡es la persona indicada!”, ya sea porque el amor (lo que sea que signifique...) llegó o porque nuestra cabeza nos indica que es el correcto o simplemente se desea vivir la experiencia.

Cuando nos encontramos en esas circunstancias, quizá lo más seguro sea que no dejemos pasar la oportunidad.

Pero sucede algo al paso del tiempo, la rutina parece asfixiar los entornos y no sólo me refiero a la pareja, porque puede ser que no exista, me refiero al trabajo, a la familia, a la casa, a la vida misma. Parece que si no aspiramos una gran bocanada de aire nos quedaremos un día ahí sin podernos mover más y la pasión por las cosas ya no es lo que era, las prioridades son otras y los miedos, comodidades, costumbres, hacen mella en nuestra vida y cada vez van siendo menos las bocanadas de aire... las mías por lo menos lo son...
Dice un amigo que le recuerdo lo que él era y yo pienso, que yo ya no recuerdo lo que fui.

Los ojos que nunca pude mirar, la respiración que siempre quise sentir y que de tan cerca pudiera invadir mis pulmones con su calidez, las lágrimas que quise saborear, la sal de su sudor, las miradas a su mar, la noche estrellada, las respiraciones agitadas, los labios ardientes, la ansiedad que deja a flote tu parte más instintiva, las palabras que leí de tí y que un día me arrebataste de tajo, la canción no compartida, el libro leído donde estabas tú, la estación de tren, MIS RECUERDOS, MIS AÑORANZAS, MIS NOSTALGIAS... MIS CIEN MENTIRAS, es lo que me ayuda a dar pequeñas bocanadas de aire cuando siento que me ahogo y lo que me hace recordarme, FUI... cuando me compartí contigo, SOY cuando te recuerdo...

Cuántas veces hemos esperado respuestas a lo que nos duele, la mayoría no respondidas por cobardía y comodidad; la otra parte porque simplemente no existen y generalmente no se está con el que se ha amado con TODO.

Esto va para ti, porque a pesar de todo lo cotidiano, del tiempo, del abrazo no dado, mentiras y bemoles Te amo!.... Porque al conocerte verdaderamente existí.